Harry Potter Y La Piedra Filosofal: Una Reflexión Psicoespiritual
impresionó la última conversación que Dumbledore tie

ne con Harry después de que éste logró detener a Voldemort. El director de la escuela de magia,le hace saber a Harry, que, por su madre, él pudo derrotar a Voldemort que representa el mal y la oscuridad. Ella al sacrificarse por su hijo, dejó una marca en él. Harry piensa que es la cicatriz que tiene en la frente, no obstante, el director le dice que no, que es una marca que incluso tiene en su piel y es el Amor. Fue ésta la razón de que Harry al tocar a Voldemort lo quemara y finalmente lo volviera polvo.
Pienso en Jesús, quien entregó su vida en un sacrificio por Amor para salvarnos del mal. Su cuerpo y sangre en nosotros, es lo que vence el mal. Es el amor que se entrega, que se da, primero confiando en nosotros mismos como Harry que tuvo que hacer un proceso para darse cuenta de su propia valentía y sus capacidades para hacer aquello que nunca pensó que podía hacer. No solo, tenía a su lado a sus dos amigos magos y al otro amigo que cuidaba el bosque. En los momentos más difíciles, ellos lo alentaban y le recordaban que podía lograr seguir con su misión, dependía de él tener esa certeza. El amor manifiesto en la amistad, siendo tan diferentes. Ese amor que Harry comenzó a desarrollar para sí, logró ponerlo al servicio de los demás cuando al final de la película se enfrenta al mal y lo derrota.
En la vida espiritual, sucede de forma similar. Je
sús nos muestra cómo es el Amor de Dios con nosotros, y que Dios desea para nosotros: “Este mandamiento nuevo les doy: "que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros” (Juan 13:34) El amor de Jesús que nos enseña que no hay resurrección sin cruz ni cruz sin resurrección cuando vivimos nuestra realidad en él y con él. Nos amó hasta le extremo, hasta la muerte.
No es un amor ideal como Harry pensaba en una de las escenas de la película que se encuentra con un espejo que muestra los deseos desesperados y quiere mantener a la persona sumergida en ellos. Es un amor como el que comprende y vive Harry al final: Un amor en la piel, tal como Jesús que quiso dejar su amor en cuerpo y sangre para bajar hasta lo profundo de nosotros y transformarnos.
No una transformación sin proceso. No un amor que evada la realidad, no un amor que se olvide de la cruz, que se quede en el pensamiento, en la fantasía, viendo únicamente lo bueno o únicamente lo negativo y malo. Es un amor real, un amor entregado, pero, para entrega y dar amor a los demás primero hay que recordar lo que nos dice Jesús: “…: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:39).
Si Harry no reconoce en él mismo ese amor, no confía en sus capacidades, se hubiera quedado en la fantasía y en el miedo, olvidándose de vivir. Si nosotros no trabajamos en el reconocimiento de quienes somos con nuestras luces y sombras, y no trabajamos en amarnos, mucho menos en reconocer, respetar y asumir que el otro también tiene luces y sombras y que puede amar, pero también puede equivocarse. Que un propósito cada día sea encontrarnos con ese Jesús, ese Amor en nosotros para que, desde allí, desde ese Amor, nos relacionemos con nosotros mismos y con los demás.
